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Las enfermeras geriátricas levantan la voz: “La gente mayor no interesa a nadie y todos llegaremos”

SATSE reclama mejoras urgentes en las condiciones laborales de las enfermeras en geriatría para garantizar una atención digna a las personas mayores.
senyora gran somriu

En el marco del Día Mundial de los Abuelos y las Abuelas, que se celebra mañana 26 de julio, el Sindicato de Enfermería SATSE Catalunya hace un llamamiento urgente en las administraciones para mejorar las condiciones laborales y profesionales de las enfermeras especializadas en geriatría, un colectivo clave para garantizar la calidad de vida y el bienestar de una población que no para de crecer en número y fragilidad.

“La gente mayor no interesa a nadie, y todos llegaremos”, lamenta la portavoz del sindicato, denunciando el abandono sistemático de un sector esencial. “Cada vez habrá más gente que entrará a las residencias no por motivos de salud, sino por la soledad”.

Una especialidad invisibilizada

En Catalunya y al resto del Estado, las enfermeras con formación específica en geriatría no ocupan, en muchos casos, los lugares para los cuales han sido preparadas. Ni en los Centros de Atención Primaria (CAP)  ni a las residencias no hay una planificación real para ubicar estas profesionales en lugares estratégicos. “Somos las garantes de la buena praxis y estamos formadas para hacer un abordaje integral del paciente geriátrico”, recuerda la portavoz de SATSE Catalunya. “Pero no se ofrecen lugares de trabajo especializados, ni se remuneran a la altura de la formación y responsabilidades que se asumen” afirman.

La falta de reconocimiento de esta especialización ha empujado muchas enfermeras catalanas a marchar a países como Noruega o Inglaterra, donde sí se valora su formación y experiencia. Mientras tanto, aquí se intentan cubrir vacantes con profesionales a menudo sin la especialización adecuada y, en muchos casos, trabajando con ratios inalcanzables.

Una crisis estructural que viene de lejos

SATSE denuncia que la situación actual es el resultado de recortes y desinversiones acumuladas desde hace años. “Nos estamos quedando sin relevo”, explican, en referencia a la inminente jubilación de toda una generación de enfermeras —las del baby boom que se acercan o ya están a los sesenta— y a la falta de planificación para sustituirlas.

Según el sindicato, todo y el impacto de la pandemia, no se ha producido un cambio real, útil y estructural del sistema. “Hace cinco años de la Covid y no hemos evolucionado, no estamos mejor que antes”.

Reivindicaciones claras y asumibles

SATSE Catalunya propone medidas concretas para revertir esta situación:

  • Equiparar al alza las condiciones laborales entre las enfermeras que trabajan en atención primaria y las de residencias.
  • Reconocimiento efectivo de la especialización en geriatría, con la creación plazas específicas.
  • Ampliar las plazas universitarias para formar nuevas profesionales.
  • Aprobar y aplicar la Ley de Seguridad del Paciente con ratios adecuadas de profesionales por paciente.
  • Clasificación profesional justa: reconocer el grupo A para las enfermeras tituladas, tal como corresponde por formación y responsabilidad.

Una realidad que no se puede seguir ignorando

La portavoz del sindicato alerta que la sociedad no está preparada para el reto del envejecimiento. “Las viviendas no son accesibles, no hay bastante servicios, y las familias ya no podan —ni a menudo quieren— asumir la cura de sus abuelos como antes”. La soledad y no el estado de salud, añade, será el principal motivo de ingreso en centros residenciales en los próximos años.

A esto se suman otras vulnerabilidades. “Tenemos que garantizar los derechos de la gente mayor en todos los ámbitos. No puede ser que se separen matrimonios porque no hay plazas conjuntas. Tampoco podemos ignorar la realidad de las personas trans o migrantes que también ingresan en residencias y tienen necesidades específicas”.

Con motivo del Día Mundial de los Abuelos y las Abuelas, SATSE Catalunya quiere recordar que una atención digna y especializada a las personas mayores no es una cuestión de privilegio, sino de justicia y salud pública. “Las enfermeras geriátricas estamos preparadas para liderar el modelo de curas del futuro. Pero necesitamos que se nos escuche y se nos dé las herramientas para hacerlo”, concluye la portavoz.